Convivo con dos abuelos

Este es Aurelio. Convivimos hace aprox un año y medio.

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Antes de que llegara Aurelio yo ya vivía con Froy. Este es Froy.

Froycito fluffy punk

Si seguis a Perro Real hace un tiempo, es posible que lo hayas conocido, de las primeras campañas, o de cuando la gente venía a mi casa a comprar los productos.

 

No te quiero mostrar en este primer posteo el video que prueba cómo fue que Aurelio -un perro abuelo- aterrizó en mi casa, porque es un poco fuerte. Igual prometo hacerlo apenas me anime, porque no tiene desperdicio.

 

Antes que nada quiero que sepas que inauguro esta sección (que tengo en mente hace varios meses) porque creo que es re importante que todos sepan que vale mucho la pena adoptar un perro abuelo.

 

Es verdad que los cachorros son hermosos, pero creo que la mayoría de la gente que conozco que quiere tener perro y no se anima, debería saber que un perro abuelo es bastante ideal para la gente con vida ajetreada.

 

Mejor dicho, es re ideal. Pero como no es perfecto, decido empezar esta sección del blog por la parte más imperfecta. ¿Por qué? Porque es mucho mejor que las decisiones sean tomadas a conciencia. Ahora, que vivo con un perro de raza y un perro mestizo, ambos abuelos, creo que conozco la cancha, por lo menos un poco y tal vez te puedo ayudar a imaginar un poco de qué va. Un ajuste de expectativas siempre viene bien. Obvio que después cada experiencia es única y no es generalizable a todos los casos.

 

Antes de hacer el listado de contras, quiero recordarte que amo a estos dos perros abuelos, y que no los cambio por nada del mundo. Por otro lado, la lista mezcla las contras de los dos perros. Bueno, basta de aclaraciones:

 

  1. Cuando te vas, piensa que nunca más vas a volver.
  2. Es posible que el punto uno derive en un ataque de ansiedad y que se coma un zócalo, destroce un par de plantas o le saque el revestimiento a la puerta. Por suerte, sólo al principio, porque no tiene taaanta energía. Y después entiende que vas y venis mil veces por día. Y que siempre volvés.
  3. La espalda y la cadera le joden igual que a tus abuelos humanos, literal. Casi los podés escuchar rezongando en castellano cuando se paran o se acuestan.
  4. Incontinencia. Ese puede llegar a ser un tema. En mi caso, un tema irresuelto. De hecho estoy buscando la moldería para pañales de perros. Si tenés una, avisame por favor.
  5. Del punto anterior: no hay cucha que aguante. Cada semana pienso un sistema nuevo, pero básicamente todo se reduce a que se necesitan 7 fundas por semana, un colchoncito de perro envuelto en algo impermeable, amooorrrrrrr infinito y guantes de goma.
  6. Contemplar los medicamentos en el presupuesto familiar sería una buena idea.
  7. Puede suceder que coma y se olvide. O que se olvide de comer. O que sólo coma si es al lado tuyo. O tal vez es una manipulación que se confunde con vejez, y en realidad es todo parte de un gran plan maestro para algo. Como por ejemplo que no te vayas de tu casa. Salvo para pasearlo.
  8. Una genial. El juego de “nunca vas a saber si soy sordo o me hago el boludo porque me da fiaca tu propuesta”. Esa creo que la voy a usar cuando sea vieja yo.
  9. El aire puede contaminarse repentinamente, incluso en momentos inoportunos, como en momentos románticos, o en cenas con invitados. Esta contra, por otro lado, tiene un lado bueno, que es asumir SIEMPRE que fue el perro. Nunca otro integrante de la familia. Ellos son inimputables.
  10. Por último, un día vas y les decis “Señores, estoy empezando una columna para promover la adopción de perros jubilados como ustedes. Les molestaría que nos saquemos un par de selfies ilustrativas, que hagan volar la imaginación de posibles adoptantes?” Probas un par de tomas pero ellos no parecen interesados. Tratas de acomodarlos un poco.

Selfie abuelos

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Se desata el caos. No les va ni m*erda lo de la selfie y casi nos quedamos sin cámara.

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Se terminan ofuscando. Se dicen entre ellos que sos una rompebolas. Que deberías tener más consideración con ellos, que ya están jubilados.

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Y uno se te revela. Se levanta y se va a acostar… lejos de vos. Y te clava una miradita final que te hace sentir una f*rra.

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Y le terminás pidiendo perdón. Que ya está. Que vas a buscar entre las fotos que ya tenés. Que siga con su siesta.

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Volviendo al tema. Los perros son de lo mejor que se creó en el universo, y los perros abuelos son lo más agradecido que vas a conocer. Aurelio, que lo rescaté de Cabildo y Juramento, es mi Mitchum (si te viste un par de temporadas de House of Cards, sabés de lo que hablo).

Ahora que ya sabés algunos típicos factores del lado B, te invito a considerar esta aventura de la tercera edad. Por ejemplo con Hegel, otro abuelo que busca un humano para convivir. No hay nada perfecto en el mundo, pero te requetecontra juro que vale la pena.

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Si ya no tenés cupos vacantes en tu casa, te invito a compartirlo con amigos.

También, si vivis con jubilados, me encantaría que comentes tu experiencia abajo de este post, en la parte de comentarios. O te podés postular para una entrevista con vos y tu jubilado, para esta nueva sección del blog <3

Fin del comunicado.

 

Abrazo,

 

Mel
PD: Te esperamos con Froy y Aurelio este jueves 2 de junio al festejo inti por el día del Perro Real, con torta y café. Yo invito <3 

PD2: Acá te dejo este flyer simpaticón, protagonizado por Juani. Para inscribirte al evento y tener los beneficios entrá acá: www.bit.ly/DiaDelPerroReal

Entrada al Día del Perro Real

4 comentarios de “Convivo con dos abuelos

  1. Laura dice:

    Cuando Lady era muy viejita, yo me acostaba en la cama y la acostaba a ella encima de mí. Ponía un trapo sobre su cadera y, arriba, la almohadita térmica. Ella se dormía plácidamente y el calorcito le hacía bien a su cadera y sus huesitos.

  2. Cecilia dice:

    Holaaa… esta es Lana. Nuestra perra abuela. Un millón de anecdotas acumuladas por día. SE HACE LA SORDA cuando la llamamos para que salga al patio, disimula y camina despacio rumbo a las habitaciones y se desparrama frente al calefactor sobre la pinotea. SE OLVIDA que comió su alimento pero está al pie de la mesa en función aspiradora cuando comen los chicos. Sus caderas perdieron fuerza hace mucho tiempo pero ella ganó el pase libre a la casa, junto con sus bartulos y sus aromatizantes naturales.
    Lo mejor de todo: lo que nos da. Una oportunidad inmejorable para enseñarle a nuestro hijo respeto, tolerancia, y humanidad.
    GRACIAS LANA. TE QUEREMOS

    • Mel Zukernik dice:

      Gracias por compartir, Ceci! Jajaja, muy buena descripción. Preguntale a Lana si va a querer que la entrevistemos para esta columna de la tercera edad perrística! Un gran abrazo y deseale feliz día del perro de nuestra parte! Es decir, de parte de Froy, Aurelio y mía ❤️

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