En Fauna Querida hacemos textiles para el hogar que ponen a los animales en el centro y nos invitan a pensar sobre nuestra forma de habitar el mundo.
Nuestra miopía emocional nos limita a sentir más fuerte lo que pasa más cerca nuestro, por eso, creo que una manta, un mantel, una lona, un cubrecama o un repasador nos ponen en nuestra cercanía a un montón de seres increíbles que no tenemos en cuenta a la hora de tomar muchas de las decisiones cotidianas más tontas.
No me canso de decirlo: todas nuestras pequeñas decisiones, buenas y malas, tienen un impacto, y en general es mayor del que podemos ver.
Siempre que hago un producto, lo hago con el anhelo de que su vida útil sea muy larga; lo más que se pueda. Y cada vez lo pienso más. Hablé de algo similar en el posteo “Hecho para durar” Y esto está muy conectado al cuidado de los animales.
En esta nueva colección, los animales son Clementina la Osa Hormiguera;Florencio, el tapir cachorro;Francisca la Yaguareté; Ester la tortuga terrestre chaqueña; Sienna la tapir adulta y Lucrecia la Tatú Carreta. Ilustrados con amor para nosotros por Vale Montero.
En breve iremos publicando sobre cada uno de ellos, porque todos son maravillosos, y la mayoría de ellos están en peligro.
Por eso:
No se puede defender lo que no se ama y no se puede amar lo que no se conoce.
Cuidar a los animales significa también consumir menos cosas, más duraderas, más clásicas, de mejor calidad y que sirvan para diferentes propósitos.
Por ejemplo, hacemos una Mega Manta que sirve para cubrir tu cama de dos plazas, que se suba tu perro y no sea necesario lavar todo!
Sirve para la cama de una plaza de tu hijo, o de cortina para la ventana; o de lona de playa para dos adultos,
mantel de mesa, de picnic, pashmina, alfombra para un piso áspero,
cubrir el asiento de atrás del auto para que no se ensucie cuando llevas a tu perro, para el borde de la pile,
incluso como abrigo o vestido!
Y para más cosas que se te puedan ocurrir a vos.
Foto en casa, con Aurelio, que ya me dice “cortala con la fotito; ya no miro más a cámara” ^ _ ^
Nuestro ritmo de consumo como lo conocemos no es una acción dañina directa como cazar o asesinar, pero indirectamente arruinamos a los animales -incluidos los humanos- y su entorno.
Arruinamos el entorno de los animales con:
- los pesticidas y fertilizantes en las tierras de cultivo de alimentos y textiles que también van al agua
- la contaminación sonora
- la emisión de gases venenosos
- el aumento de CO2 en el aire, por ejemplo con el uso de petróleo en el transporte
- la entropía generada principalmente por las grandes industrias (la energía calórica en la que se convierten las otras formas de energía y no se puede re-utilizar)
- la bolsita de plástico que tiramos a la basura, y plásticos mucho más grandes.
Todos podemos hacer la diferencia, eligiendo calidad, durabilidad y la huella más baja posible: Ropa más duradera, que no requiere planchado, y que requiera poco lavado. Decir “no, gracias” al packaging. Usar muebles recuperados que nos dejó la abuela, que tal vez son feos a primera vista, pero seguro se les pueda dar una nueva personalidad y no va a haber otro igual! Como dice ese afiche que anda circulando y me copa:
HACE ALGO QUE NO ESTÉ DE MODA
La moda es efímera. Nos quiere convencer de que valemos por lo que mostramos y que somos únicos usando lo que de pronto usa media humanidad. Y nunca, nunca alcanza.
Cuando compramos votamos. Si vamos a mostrarlo, que sean cosas que están alineadas con lo que creemos y que ayuden a sensibilizar. Objetos únicos. Alimentos de buena calidad de pequeños productores que producen de forma artesanal. Experiencias con seres queridos, o con gente nueva y expandiendo nuestra empatía y nuestra sensibilidad. Conectándonos con la cultura, que nos acerca nuevas perspectivas y formas de vivir.
Aceptemos que somos animales y que lo que hacemos no debería poner en riesgo la vida, la libertad y la felicidad de nuestros hermanos de otras especies. Más bien, ver de qué manera podemos conectarnos también con ellos y con sus singularidades. Porque a veces son tan increíbles que parecen de otro planeta. Pero no. Son terrícolas como nosotros.
Y todavía tenemos mucho camino por hacer, para entendernos entre todos y alcanzar la armonía en este templo tan diverso que es la tierra.
Abrazo,
Mel y Aurelio