En poquitos días… hoy, mañana o en un par de días más, llegará mi primera hija.
La gestación fue un período que agradezco, porque me acercó más a la animalidad… esa que la sociedad patriarcal trata de aniquilar con la educación, la fábrica, la civilización, los medios de comunicación y el marketing.
Estoy casi segura que este primer acercamiento a la animalidad que tanto festejo -porque de ninguna manera creo que los demás animales sean inferiores- no es ni cerca lo que va a ser una vez que suceda el nacimiento.
El embarazo cambió mucho mi visión sobre las mujeres, e imagino que la maternidad va a amplificar este sentimiento por millones.
Quiero ser más mamífera; quiero superar un montón de preconceptos adquiridos que yo también mamé del patriarcado. Quiero y espero ser una mamífera digna de la más noble y pura animalidad.
Del contacto, del aroma a hogar, de la intuición, del entender sin hablar, de la cercanía y el nutrimento tanto alimenticio como espiritual.
Quiero contribuir a la vuelta de la humanidad a sus raíces mamíferas, y creo que esta es la gran oportunidad para vivenciarlo de primera mano y expandirlo.
No sé cómo me va a pegar. Sé que va a ser increíble y agotador, pero por suerte fue elegido a conciencia y en un momento idóneo de mi vida, con muchas ideas muy claras sobre lo que creo que suma y lo que creo que resta.
No sé cuánto voy a tardar en acomodarme ni cuánto voy a compartir en los primeros meses del proceso, pero seguramente volveré con mucha motivación renovada y pensamientos resignificados de maneras que hoy no puedo imaginar.
Margarita, espero tu llegada y tus enseñanzas. No falta nada.