▴ El taller consta de dos encuentros de 2 horas cada uno ▴
El horario del taller es de 10.00 a 12.00 hs de Buenos Aires (GMT -3)
Podés consultar qué hora será en tu ciudad aquí.
El valor en pesos argentinos se puede pagar por Mercado Pago o Transferencia bancaria.
El valor en dólares (para pago por Paypal desde el extranjero) es de U$57.
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Modalidad de trabajo:
– Trabajaremos con dinámicas y conceptos para mirar nuestra vida desde la perspectiva de la historia personal, para luego convertirla en una historia desde la perspectiva de la Tierra
– Elaboraremos esa historia de forma gráfica, abtracta y sensorial, con papel y lápices de colores, plasmada en un pequeño libro -amuleto. El resultado de esa exploración gráfica tendrá sentido sólo para vos; estará en tu propio lenguaje y podrá servir de guía para la búsqueda de sentido en medio de la crisis ecosocial.
– Compartiremos sensaciones y experiencias a la hora de graficar nuestra historia
– Aportaremos sentimientos y pensamientos a un atlas colectivo, con lo que emerja en nuestros intercambios
– Las consignas se podrán seguir elaborando por cuenta propia, a partir del trabajo realizado. De hecho es esperable que decanten más sentimientos posterior al taller, como consecuencia de revisar el camino.
Materiales requeridos:
- 7 Lápices de colores, idealmente de una paleta de colores que te guste mirar
- Hojas de papel tamaño A4 (usaremos aproximadamente 5, pero no está mal disponer de más)
- 2 papeles transparentes tamaño A4 de los que se usan para replicar una imagen con lápiz. En Argentina se llama “Papel del calcar”. Es España se llama papel vegetal, papel cebolla, sulfurizado o mantequilla. Si no lo conseguis en tamaño A4, podés comprarlo más grande y cortarlo a la medida. Hablamos de este papel:
Con respecto a las consignas gráficas: ¡No temas! No hay que saber dibujar en lo más mínimo. Solo trabajaremos con formas abstractas; ni siquiera haremos personas palito.
Un poco más sobre el porqué de los encuentros:
Seguramente en tu vida -como en la mía- te encontraste personas que menospreciaron tu forma de ver y sentir el mundo; o que no la menospreciaeron pero tampoco la comprendieron, y de alguna manera contribuyeron a que la silenciaras o la escondieras para pertenecer. Estas situaciones recurrentes , que suelen empezar en la ionfancia, crean mucho dolor y repliegue de nuestra sensibilidad.
Hoy, el planeta se inunda, se seca y se incendia como consecuencia de la sociedad industrial y urbana anestesiada, donde el engranaje productivo y el cemento debilitan la conexión con la propia sensibilidad y la empatía por el planeta vivo.
El despliegue de la sensibilidad es clave en la redefinición de la relación humano-naturaleza, para romper con esta desconexión. La sensibilidad se presenta en este contexto alienante como una fuerza impulsora; un movimiento hacia la búsqueda de alivio frente al dolor que genera el sistema actual. Ese alivio que a veces logramos conseguir, puede ayudar a otrxs.
No se trata de tapar el dolor o buscar soluciones rápidas, sino de reconocer la sabiduría que reside en la propia historia, donde el encuentro con diferentes personas -de diferentes especies- nos han aportado conocimientos vivenciales, locales, que solo residen en cada unx de nosotrxs, y que el planeta necesita que compartas para restablecer el tejido roto.
Muchas veces nuestras historias albergan dolor, y creemos que solo nos pasan a nosotrxs. Luego nos damos cuenta de los patrones comunes de sufrimiento, y hay algo que empieza a hacerse más liviano. Esa es la puerta de entrada a otra forma de conectar con nuestra propia historia, revisar las creencias y empezar a validar nuestra sensibilidad.
Para esto, es fundamental abandonar la lógica de héroes y villanos, conflictos y dominación; inocentes y culpables; ganadores y vencedores. En su lugar, podemos adoptar un enfoque más amplio, donde los dolores del pasado son portales de acceso a un entendimiento más profundo del movimiento del universo, y donde la comprensión y aceptación de la escena completa que estamos viviendo es el único punto de partida posible para crear cambios en nuestros ámbitos de influencia.
Ojo, no estamos hablando de un camino de estrategias para cambiar nada. Partimos de la base de que esa comprensión empieza a generar cambios por sí misma. Tal vez no son los cambios que anhelabamos o que imaginamos. Pero acompañando ese proceso un poco desde adentro y otro poco con una mirada “externa”, las cosas empiezan a moverse solas, y lo que nos encontramos es menos predecible y más fascinante.
La forma en que se entrelazan los hilos de la urdimbre y la trama se llama ligamento. Todos los seres somos eso: ligamentos en un entramado. La gracia del cuerpo es su capacidad para ligarse con los otros; implicarse en sus vidas y, en última instancia, allanar caminos, alivianar la carga. Liberar espacio mental para que cada quien pueda abocarse a su propia búsqueda, y encontrar algo que otrxs también necesitan.
A partir de que existo y de que experimento dolor, busco activamente alivianar mi carga; en ese proceso encuentro conocimientos para alivianar la carga del otrx y hacer su vida más armoniosa y conectada, para que también pueda alivinarle la carga a otrxs. El movimiento nos impacta a todxs y cada uno, de diferentes maneras y con puntos de vista, creando muchas verdades parciales e interconectadas.
El dolor dolió, y no se puede viajar al pasado a hacer que lo que sucedió no suceda. Pero definitivamente sí podemos contar esa historia de otra manera; una que sea sanadora, que te de ganas de seguir jugando, experimentando y enlazando vidas y creando aprendizajes, que es básicamente la gracia de la existencia.
Este abordaje de la historia implica dejar de lado, por lo menos momentáneamente, la idea de que alguien “nos hizo algo”. Implica ver un poco más allá y despersonalizar las heridas.
La sensibilidad nos permite trascender las categorías que limitan nuestra experiencia, reconociendo que la vida no es ni buena ni mala, simplemente es lo que es. Las etiquetas limitan la experiencia del fluir natural de la vida.
El concepto de flujo nos lleva a reconocer que los eventos de nuestra vida no ocurren en el vacío, sino que están entrelazados con el contexto histórico, social, familiar, espiritual, material y biológico que nos rodea.
Obviamente esto no quiere decir que dejemos de propiciar cambios positivos en la sociedad. En tanto “ligamentos” que somos, podemos favorecer el cuidado y desfavorecer el egoísmo.
Al reconectar con nuestra sensibilidad, podemos acceder a una comprensión más profunda de la interdependencia del entramado viviente y sintiente. Esto trae empoderamiento y agenciamiento. Somos protagonistas de nuestra película.
No es necesario identificarnos con el pasado y aferrarnos a esa identidad. Sin embargo sí podemos reconocer que en ese camino hay gemas escondidas. Te invito a que desandemos ese camino, recuperemos esas gemas, y convirtamos ese dolor en maravilla de existir, observar, recalcular, habitar desde otro relato y permitir que nuestra realidad se modifique orgánicamente.
Somos las dueñas y dueños del relato. No se trata de autoengaño. Se trata de una búsqueda activa de transmutar ese dolor en motor. El dolor es una incomodidad en el cuerpo que pide atención especial y cuidado. Es una interrupción del flujo de la energía; un desequilibrio interno que pide un movimiento. La incomodidad desatendida se vuelve enfermedad.
No quiero que creas que yo tengo todos los problemas de mi vida resueltos. Nada más lejos. Pero observo con mucha felicidad que desplegar mi sensibilidad solo me trajo cosas hermosas. Esto tampoco significa que desde entonces todo el mundo me comprenda o que me sienta cómoda en todos los espacios que habito. Para nada; sigo trabajando en eso, con avances y retrocesos, pero encontré algo hermoso, y esa es la parte que quiero compartir.
Desplegar la sensibilidad no es salir a convencer a la gente de que lo que yo veo, creo o siento es válido o debe ser validado por ellos. Empecé a lograr -poco a poco- darlo por hecho, no ponerlo en duda, y reorientar mi trabajo hacia ese lugar.
Gracias a esto empezaron a haber cambios a mi alrededor. También conocí gente hermosa muy afín, conecté con proyectos increíbles que me dan esperanza y sobre todo, empecé a revivir mi propia historia de otra manera. Gran parte de las heridas de mi infancia ya no duelen. Recuerdo cuando me dolían y eso es como que se hubiera desvanecido. Gran parte de esa sensación tuvo que ver con -intuitivamente- darle lugar a una sensación interna de ser parte de algo mayor; de ser canal de una energía única y de permitir que mi visión singular encuentre su cauce.
El cambio de percepción nos ayuda a identificar la energía retenida en el cuerpo y transformarla en algo fructífero que podamos compartir para amplificar la empatía, tender puentes con lxs otrxs, y vivir vidas más conectadas que -aunque no quedarán libres de problemas y de nuevos dolores o heridas- nos permitan volver al eje cada vez más rápido, reconociendo las propias necesidades y habilitando ese fluir.
En lugar de seguir buscando entre las soluciones preestablecidas que nos ofrece este sistema roto, la sensibilidad nos guía por un camino singular, a nuestra medida, para reparar el entramado de cuidado a través de la expresión única de nuestra esencia.
Al desplegar nuestra sensibilidad -muchas veces silenciada por el sistema- podemos acceder a un conocimiento más profundo de nosotrxs mismxs y de nuestro lugar en el mundo, como seres interconectados que forman un entramado fluído.
El despliegue de nuestra sensibilidad nos permite reconectar con nuestra capacidad para crear experiencias enriquecedoras para nosotrxs mismxs y quienes nos rodean, amplificando el cuidado y la regeneración de la naturaleza, y transformar el entorno cercano sin siquiera proponernoslo “estratégicamente”.
Al cultivar nuestra sensibilidad, nos abrimos a nuevas formas de aprendizaje basadas en la experiencia directa, integrando los saberes necesarios para afrontar la crisis ecológica y transicionar hacia otros modos de vida.El cuerpo se convierte en un espacio de aprendizaje donde la información se integra a través de la vivencia, generando un impacto más profundo y duradero que el conocimiento intelectual aislado.
Dejamos de ser meros receptores pasivos de información para convertirnos en interfaces sensibles que perciben y responden a los patrones de la naturaleza.
En este sentido, la sensibilidad no solo transforma nuestra relación con la naturaleza, sino que también nos transforma a nosotros mismos. Nos permite reconocer y abrazar nuestra propia vulnerabilidad, abriendo un espacio para la empatía, la compasión y la acción colectiva.
Al final, darle espacio a la propia sensibilidad nos reconecta con la naturaleza que somos; nos recuerda que somos ella. Al honrar esta conexión… al reconocer la interconexión desde el propio cuerpo, la búsqueda de construir un futuro más justo y sostenible para todas las formas de vida es una consecuencia automática.
La sensibilidad redefine la relación humano-naturaleza al romper con la narrativa de separación entre ambos y favorecer el aprendizaje experiencial y holístico del entorno. Este cambio de perspectiva, que va más allá de la mera acumulación de datos científicos, implica:
Reconocer la interconexión: La sensibilidad nos permite percibirnos como parte de la trama de la vida, en lugar de observadores externos. Entendemos que nuestras acciones repercuten en el entramado, y que el bienestar del planeta está ligado al nuestro.
Despertar la empatía: La sensibilidad nos conecta emocionalmente con la naturaleza, permitiéndonos sentir su dolor y comprender la necesidad de protegerla. Este proceso nos lleva a rechazar la violencia y la indiferencia hacia otras especies y ecosistemas
Transformar la experiencia vital: La sensibilidad nos impulsa a modificar nuestros hábitos y conductas para vivir en armonía con el planeta, lo cual puede implicar cierta resistencia al principio y luego convertirse en una forma de habitar lo cotidiano más placentera y conectada.
Abrirnos a nuevas formas de aprendizaje: La sensibilidad trasciende el aprendizaje intelectual y nos permite integrar la información a través de la experiencia sensorial y la vivencia directa. Podemos experimentar la trama de la vida con todos nuestros sentidos, reconociendo su lenguaje y sus patrones, a través de la convivencia con las plantas y animales que frecuentan los ecosistemas de los cuales somos parte.
Impulsar la creación: La sensibilidad es un motor para la creación. Al permitir que se despliegue, pueden emerger nuevas narrativas y proyectos que promuevan la conexión con la naturaleza. El arte, la cultura y la espiritualidad son puntos de acceso para amplificar la conciencia, la empatía y el cuidado.
La transformación cultural y espiritual dependen de reconectar con la trama de la vida y entendernos como puntos de vista diferenciados dentro de una totalidad. Ya no se trata de héroes o villanos, sino seres reaccionando como pueden ante el miedo y la búsqueda de amor. Miedo y amor: las dos emociones más primarias; las que desencandenan en todas las demás. Las dos emociones primoridales que crean el movimiento y la historia.
Ese entendimiento modifica lo que sembramos con nuestras palabras y nuestras acciones, y definitivamente le da otro sentido a nuestro propio camino.
¡Te espero!
CV Mel:
Sobre Mel Zukernik:
Creadora y gestora cultural. Socióloga egresada de la UBA (2004), Realizadora integral de cine y TV del Centro de Investigación Cinematográfica (2007), Directora de Arte por Escuela Industria (2008), Mágister en desarrollo local, producción y diseño de la Università di Bologna (2009), diplomada en Negocios Audiovisuales por Dirección de Industrias creativas – GCBA (2010), Sostenibilidad en la industria textil por Università di Bologna (2013) y Perspectiva ambiental en las industrias culturales por UNTREF (2023).
Trabajó en producción de contenidos, dirección de arte, inclusión social, desarrollo local y sostenibilidad para el Centro Metropolitano de Diseño, la Dirección de Políticas de Juventud, Fundación Desarrollar Argentina y Green Film Fest – Festival de Cine Ambiental, el sitio de Animal Planet y la revista española sobre ecología para infancias Pantera.
Creó Fauna Querida, un sello cultural que sensibiliza sobre la importancia de cuidar la fauna y flora nativa argentina, a través de publicaciones editoriales, talleres y eventos culturales desde 2014. |
Actualidad:
2024:
Lanzó el Laboratorio de Gestión Cultural, Ecología y sensibilidad, destinado a creadores, mediadores y gestores culturales que enfocan sus proyectos en la temática ambiental y la transformación ecosocial.
Lanzó el Club de Arte y Naturaleza para chicas y chicos y sus familias, donde a partir de cuentos propios y libros de otros autores, los participantes conocen a la fauna nativa argentina desde un abordaje empático, para luego crear una obra de collage. También, en ocasiones, la historia la inventan los participantes.
Desde 2019 dicta talleres que vinculan gestión cultural, creatividad, ecología profunda y desarrollo sostenible: El sentido del camino – desplegar la sensibilidad para el cuidado de la Tierra; Métodos orgánicos para cambiar el mundo a través de producciones culturales; Cuadernos Sintientes – exploración con escritura y garabato; Cómo construir un mundo más sensible – herramientas de gestión cultural para regenerar la Tierra, que llevan varias ediciones en versiones online y presenciales.
En base a estos contenidos -junto a su equipo interdisciplinario- creó el Programa comunitario de ecología, cultura y futuro, destinados a organizaciones que brindan actividades gratuitas a la comunidad. El programa vincula biodiversidad e interculturalismo como dos puntos clave de la interdependencia y la supervivencia.
2023:
Produjo la publicación gratuita Seres Querides de Buenos Aires – Personas de todas las especies con las que compartimos nuestra ciudad, una enciclopedia poética gratuita y online que promueve el cuidado de la fauna y la flora nativa de la ciudad de Buenos Aires y expande la cultura regenerativa.
Escribe e ilustra cuentos breves, y recientemente fue invitada a escribir una sección sobre el adoctrinamiento de la humanidad para la revista infantil Pantera de la editorial española Savanna Books. Escribió su primer libro infantil impreso sobre empatía hacia el mundo vivo, el cual se encuentra en etapa de ilustración y saldrá en el otoño español de 2025.
Obtuvo la Beca de Cultura y Ambiente del Fondo Nacional de las Artes para llevar a cabo el proyecto Mapas de Futuro Biodiversos – Captar la mirada de las infancias para la resiliencia urbana. Trabajó en articulación con la Biblioteca Popular de Coghlan e e-Bird, donde infancias y sus familias obtuvieron herramientas para mapear el territorio, ampliar la percepción sobre la vegetación e imaginar un futuro con más biodiversidad para su barrio, a partir de cuentos, imágenes y el diseño de actividades. La premisa fue trabajar con la idea de que la sabiduría del bosque puede aliarse con la inteligencia artificial, y para ello desarrolló al personaje Arbot: un árbol que se conecta con internet. También se crearon dos encuentros de intercambio para mediadores culturales y educadores ambientales, donde hacer una puesta en común sobre metodologías y aprendizajes.
Se encuentra en etapa de montaje y filmación de últimas escenas de su primera película Cuando seas madre todo eso va a dejar de importarte, donde a través del rescate de una torcaza y de todas las personas involucradas en él, retrata la sensibilidad, la creatividad y la forma de vida ecofeminista de diferentes mujeres de Buenos Aires.
2016- 2024
Desde 2016 escribe y produce la serie de cuentos infantiles online gratuitos Juana de la Fauna, dedicada a la difusión de la biodiversidad en castellano e inglés, iniciativa declarada de interés cultural en 2017 por el Consejo de Promoción Cultural de la Ciudad de Buenos Aires, y financiada gracias a Mecenazgo y al Fondo Nacional de las Artes. En 2022 lanzó la versión narrada en video con pequeñas animaciones de los cuentos publicados gracias a una beca que le otorgó la organización estadounidense The Pollination Project. Desarrolló adaptaciones a viñeta para la revista impresa infantil española Pantera, sobre cambio climático, el agua y la montaña, en tres números respectivamente.
Co-fundó Estancia, una oficina de cultura ambiental que en 2016 recibió apoyo económico del Fondo Argentino de Desarrollo Cultural y Creativo. Allí co-organizó ecotertulias, ferias de diseño sostenible, exposiciones y el encuentro Vivero Cultural | Plantas Personas Ciudades, enfocado en la relación entre las plantas nativas y la transición ecosocial, acompañada de charlas y talleres interdisciplinarios. Sostuvo una biblioteca abierta al barrio con actividades vinculadas al cruce entre el mundo editorial y la sostenibilidad, incluyendo presentaciones de libros. Estancia cerró sus puertas en octubre de 2024 y próximamente ofrecerá otro tipo de experiencias desde espacios sostenidos por otras personas.
Se puede cursar desde cualquier parte del mundo
Las sesiones de video quedarán grabadas por un mes
Para más info, escribí a faunaquerida@gmail.com